Organizó una cata junto a una conferencia con José Moro
¿Por qué nació Cepa 21?
Teníamos definidos todos los vinos que queríamos hacer en Emilio Moro, con una orientación sur de los viñedos, con un corte más tradicional, con vinos más cálidos, y pensábamos que había posibilidad de hacer otro vino, con otro matiz en cuanto a la fruta. Para eso era necesario que esos viñedos tuvieran una orientación norte, con menos horas de sol y un ciclo vegetativo un poco más largo. Así es como nació Cepa 21, un vino más serio, más frutal, con otra personalidad, pero sin perder elegancia y finura.
Para ello injertaron todos los viñedos con clones antiguos, de los de su abuelo y su padre. «Es uno de los mayores activos que tiene la bodega», asegura Moro, «dan unos racimos menos apiñados, más sueltos, y unas uvas más delgadas, con lo cual podemos hacer vinos más concentrados, más estructurados, más potentes y que van a aguantar mucho más en botella. Al final, hacer un vino es ir sacando todo de algo que empieza en las raíces. Cuanto más profundas sean las raíces más materia orgánica van a absorber de la tierra, de esa mineralidad que está en el alma de los vinos. Tras un ciclo vegetativo eso va a un racimo. Y si hemos cuidado bien esa viña, todas esas características organolépticas, todos esos aromas, van a ser mucho más intensos». Luego está la bodega, que también tiene su alquimia, pero en el principio están la tierra y el fruto.
El Economista, entrevista